Dr. Carlos Riera-Kinkel

 Si entendemos el corazón como si fuera una bomba de agua, diremos que es necesario proporcionarle suficiente cantidad de líquido, el cual, por medio del motor, expulsa el agua, sobre una tubería que tiene un diámetro específico y una longitud determinada. Llevemos este concepto a la fisiología cardiovascular, diremos lo siguiente: Los determinantes de la función cardiaca son 3:

  • Precarga: se refiere a la cantidad de líquido que se encuentra en el espacio vascular, que llega al corazón. 
  • Poscarga: se refiere a la resistencia de toda la tubería que se encuentra por delante del corazón 
  • Contractilidad: La contracción del corazón es determinada por la sincronía de la actividad eléctrica y mecánica del corazón, habitualmente decimos que el corazón se contrae, pero este funciona como si fuera un pistón, el cual se tuerce y se destuerce, con cada contracción.

El corazón funciona como dos bombas, integradas en una sola, una se refiere a una bomba de succión y otra de propulsión.[1] El corazón derecho permite el retorno de la sangre al corazón, para poder expulsarlo al lecho vascular pulmonar para que sea oxigenado por los pulmones, y este lo lleva a la aurícula izquierda para hacerlo llegar al corazón izquierdo, el cual expulsa la sangre oxigenada a toda la economía del cuerpo, permitiendo el aporte de oxígeno a todos los tejidos.

Cuando nos referimos a la precarga, se refiere a la cantidad de sangre que llega a cada lado del corazón, el cual está mediado por la cantidad de sangre que se encuentre tanto en el lecho vascular pulmonar como sistémico, en ausencia de enfermedad de las válvulas cardiacas.

Las válvulas auriculoventriculares, como la tricúspide y la mitral, determinan la cantidad de sangre que se encuentra en cada uno de los ventrículos unas fracciones de segundo previas a la contracción, y el cerrado de las mismas garantiza que la sangre se mueva en sentido anterógrado y no retrogrado. Por otra parte, la contracción de las aurículas le da ese último empujón de sangre que entrará al ventrículo.  

Imaginemos la gente que está entrando al metro de Tokio son eritrocitos, y que los asistentes con guantes blancos empujan estos eritrocitos al interior del vagón del metro, que sería el ventrículo, pues la contracción auricular es ese último empujón. Si la válvula auriculoventricular no logra contener a los viajantes, la puerta no se cierra y pueden regresarse a la cámara anterior, que son las aurículas, ocasionando arritmias.


[1] https://www.slideserve.com/ronda/fisiolog-a-cardiaca

Durante el ejercicio, el aumento de la demanda de oxígeno en todos los tejidos ocasiona el incremento de la frecuencia cardiaca respiratoria, lo cual es detectado por parte del cerebro y unas terminaciones nerviosas que se encuentran en la encrucijada de las arterias carótidas y arco de la aorta. Estos quimiorreceptores y barorreceptores mandan señales al cerebro para hacer que otro nervio de naturaleza simpática aumente la frecuencia cardiaca.

Aquí participa tanto el sistema cardiovascular como el aparato respiratorio, pues estos son las condicionantes por las que se incrementa la frecuencia respiratoria y cardiaca, así como la fuerza de contracción para poder surtir las demandas de oxígeno que los tejidos están exigiendo.

Uno de los fenómenos más interesantes que actualmente está tomando mucha importancia en el terreno de la cardiología es que si colocamos un corazón humano en acedo acético, tendremos la posibilidad de desdoblar el corazón como si fuera una arrachera gigante

El corazón tiene que adoptar una forma de un balón de futbol americano o de rugby, pero no debe de adoptar una forma esférica, como un balón de futbol.

 Cuando se tiene esta forma de balón de futbol americano, la disposición de las fibras cardiacas y su contracción son mucho más eficientes, por lo que se evita que el paciente caiga en insuficiencia cardiaca, que en términos sencillos se refiere a la incapacidad del corazón de suministrar suficiente cantidad de sangre oxigenada a los tejidos.

El ejercicio debe de ir acorde con la edad, el consumo y equilibrio metabólico, para que el ejercicio o entrenamiento sea útil, y se obtenga un beneficio en la salud, modificando contundentemente los factores de riesgo cardiovascular.