Dr. Carlos Riera-Kinkel

Tuvieron que converger multitud de avances médicos para que se pudiera dar el desarrollo de la máquina de derivación cardiopulmonar, convirtiendo a la cirugía cardiaca en un atractivo para el avance médico-científico. La necesidad surge del requerimiento quirúrgico para solucionar problemas cardiacos, que se detonó en la década de los 50, transformando por completo el pronóstico de estos pacientes, convirtiéndose en la actualidad en una cirugía que tiene excelentes resultados, por lo que anualmente se realizan alrededor de un millón de procedimientos cardiovasculares en todo el mundo.

El objetivo de la máquina de derivación cardiopulmonar es garantizar el movimiento de la sangre, así como la oxigenación de la misma, y brindar un soporte cardiopulmonar, que hace prescindir artificialmente de la función motora del corazón y del intercambio gaseoso de los pulmones.

 Sin embargo, para poder lograr esto es necesario evitar la coagulación de la sangre mediante el empleo de un medicamento llamado heparina, cuyos efectos se revierten con el uso de una sustancia que funciona como antídoto, llamada protamina.

 Debemos entonces hacer pasar la sangre por un circuito de sangre anticoagulada, recogiéndola de todo el cuerpo en un reservorio y garantizando la difusión de oxígeno a todos los tejidos. Para que esto pudiera ocurrir, la tecnología médica tuvo que estudiar la respuesta inflamatoria que provoca  el contacto de la sangre con los plásticos en el circuito cardiovascular, y garantizar así el éxito de la cirugía.

  Por otra parte, está el descubrimiento de los sistemas de grupos sanguíneos ABO, asociado al Antígeno Rh, que permite la transfusión segura de sangre.  

 Perdemos nuestra capacidad de asombro cuando dimensionamos que hace tan solo 65 años los sistemas de derivación cardiopulmonar se obtenían mediante una circulación cruzada entre un padre  y el pequeño que iba a ser sometido a cirugía, hasta lo que tenemos actualmente, donde se puede perfundir (entregar oxígeno a los tejidos) a pacientes muy pequeños, en la etapa neonatal. 

Sistema de Circulación cruzada, padre- hijo, para poder realizar la cirugía cardiaca en pacientes pediátricos. Realizada por el Dr. Clarence Walton Lillehei en 1954.

Sin duda existen riesgos en el empleo de estos elementos tecnológicos, como es el caso de la posibilidad de que se produzcan embolismos o una reacción inflamatoria muy severa, mismos que son explicados a los pacientes; sin embargo, estos están bien calculados e incorporados a protocolos de seguridad del paciente en la rutina diaria.

Bomba de circulación extracorpórea de Mayo-Gibbon. 1954

   Poco a poco estas técnicas se han ido perfeccionando, y existe personal especialmente entrenado para manejar estas máquinas, de lo cual el cirujano cardiaco interactúa intensamente durante todo el proceso de la cirugía cardiaca.

  Cuando digo que la cirugía cardiaca se convirtió en un atractivo es porque esta empujó el desarrollo de los procesos de atención en las terapias intensivas, sistemas de monitorización cardiopulmonar y, por supuesto, tuvo repercusión en muchos de los conocimientos que hoy se tienen en la cardiología, neumología y nefrología.  

 Sistema moderno de derivación cardiopulmonar.

 

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